Tres décadas hace que prendió primero la Historia y luego una de sus técnicas "colaterales" la Arqueología. Desde entonces tantos paisajes, tantos lugares y en todos siempre un detalle, que nos deja un jirón de recuerdo. Por ello esta "arqueología colateral" aspira a recuperar retazos de aquellos viajes, estancias, personas, lugares que hemos surcado en pos de la labor cotidiana de la arena entre los dedos, la criba del hueso, de la astilla oxidada que un día clavo fue...

jueves, 21 de junio de 2012

Historia de un libro I

Cuando vives en el barrio de Argüelles de Madrid te has pasado media vida rodeado de bares y librerías. En mi caso solo un quinto de vida y la verdad sea dicha que las librerías han aguantado mucho mejor que los bares. Desde que a los de la Complu les pusimos el Metro en la puerta (digo pusimos porque participé hace un par de décadas en el proyecto arqueológico preceptivo en Terrazas del Manzanares de Madrid) los bares han caído en picado y ya nadie tira los dobles como Dios manda. Pero el misterio de las librerías es algo que nos da un pábulo de esperanza, quizás no todo esté perdido.

Y el caso es que a través de las redes sociales, del twit que apenas empuño desde hace mes y medio, he tenido ocasión de mantener una agradable conversación con un autor literario (permítanme el anonimato mientras avanzamos en esta historia), con el que creo que comparto cierto resquemor por el mundo editorial actual. Cerca de casa está la librería Naos, donde periódicamente excavo los sedimentos apilados en la mesa dedicada a patrimonio y arquitectura histórica. También perdura la librería escolar de toda la vida, Páez, donde encuentras cualquier texto docente y sobre todo los Australes y los Castalias... tan olvidados hoy. Pero he cometido el error de preguntar en la librería del Gran Almacén, si de ese del triángulo tumbado, tras haber comprado una unidad de disco para contener la riada de GB fotográficos. He preguntado por el libro del autor y tras consultar la base de datos me han contestado con un escueto "no lo tenemos..." quizás con un deje de "cosas mas raras piden ahora..."

Esta visto, que la literatura ya es como un gran centro comercial de esos de los que me ufano en no pisar y que todos tienen las mismas tiendas casi en el mismo orden, tanto estés en la Coruña, como en Cádiz y que si no estás en una franquicia no existes. Pero aún hay esperanza para un servidor que, modestamente, ha repetido el acto de comprar un libro varias miles de veces durante los últimos treinta y cinco años. En otra librería cercana, dedicada al outlet librero, suerte de librería de viejo moderna, lo han localizado y han pronunciado la escueta frase mágica de "¿ lo pedimos ? ". La semana que viene tendré un mensaje en mi teléfono con la buena noticia. (Continuara...)

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