Tres décadas hace que prendió primero la Historia y luego una de sus técnicas "colaterales" la Arqueología. Desde entonces tantos paisajes, tantos lugares y en todos siempre un detalle, que nos deja un jirón de recuerdo. Por ello esta "arqueología colateral" aspira a recuperar retazos de aquellos viajes, estancias, personas, lugares que hemos surcado en pos de la labor cotidiana de la arena entre los dedos, la criba del hueso, de la astilla oxidada que un día clavo fue...

jueves, 28 de febrero de 2013

La telegrafía óptica en España. Las torres del Ramal de Cuenca



La Torre de Abia de la Obispalía, hace una década

La telegrafía óptica en España de desarrolló hacia mediados del siglo XIX, con antecedentes en otros lugares, Francia y Gran Bretaña principalmente. Nacida para usos militares, realmente no tuvo una amplia implantación Y aquí en España además fue empleada para las comunicaciones de la Casa Real. Precisamente la línea Tarancón - Cuenca de la que nos ocupamos en las líneas que siguen fue instalada para comunicar entre la corte y el Duque de Riansares, marido de la Reina Madre y que, conquense, pasaba temporadas en la provincia. 

La permanencia del servicio en todas las líneas fue de diez años, frente al medio centenar de años en Francia. El nacimiento oficial de la telegrafía eléctrica, que sustituyó a la óptica, fue en 1855, perdurando hasta 1857, momento en el que se abandonan las últimas torres, aunque en Francia ya se había evolucionado hacia la eléctrica. En España tuvo intentos anteriores, prácticamente desde finales del siglo XVIII por parte de Betancurt, Hurtado, Lereña y Santa Cruz. No obstante, el impulso definitivo de la puesta en marcha de las líneas se produjo durante los gobiernos del general Narvaez (mayo 1844 a abril 1846 y octubre de 1847 a enero de 1851) siendo su creador y mantenedor Jose María Mathé Aragua. 

La primera línea que se establece es la de Madrid - Irún, siendo la segunda la que unía Madrid y Valencia El sistema se basaba en la existencia de una serie de torres en las que se colocaba un dispositivo de señales óptica en su parte superior. En cada una residía un torrero que trasmitía, mediante un código cifrado, los mensajes que recibía hasta la siguiente torre. Cada torre se concebía como un verdadero fortín, ya que en el momento se vivía bastante inseguridad, así como estar situadas muchas en lugares desolados e inhóspitos. Sirva de ejemplo el incendio en 1854 de la torre de Valverde de Júcar, nº 16 de la línea de Barcelona. La separación entre las mismas era entre 2 y 3 leguas. 

La tercera línea que se establece es la de Madrid a San Fernando, con 59 torres y que se termina en 1853, aunque el tramo de Madrid - Puertollano ya existía desde 1850. La primera línea Madrid - Irún o línea de Castilla tenía 52 torres y funcionaba desde octubre de 1846. La proyectada línea hacia Barcelona solo función plenamente hasta Valencia con un total de 30 torres y entra en funcionamiento a finales de 1849. Partiendo de esta línea de Valencia se construye el ramal de Cuenca, en 1850, con 8 torres: 

- La Mendoza, cabecera de línea - Val de Gonzalo en Villanueva de los Escuderos 

- Collado Rubio en Abia de la Obispalía - Cabeza Quemada en Abia de la Obispalía 

- Horcajada de la Torre - Torrejoncillo - Carrascosa del Campo - Sierra del Pavo en 

Uclés y Tarancón, torre 10 de la línea de Valencia. 

En 1855 se suprime el ramal y se abandonan las torres, aunque anteriormente se pensó acortar el ramal de Cuenca enlazando con la torre nº 15 o 16 de la línea general, pero el avance de la telegrafía eléctrica no propició esta reforma. 

OLIVE ROIG, S. (1990): Historia de la Telegraña Optica en España. Ministerio de Transporte, Turismo y comunicaciones. Madrid. 101 pág.